24 de noviembre de 2009

La palabra es arquetipo de la cosa

Mi amada Mercedes me compartió el siguiente fragmento (una de las cosas por las que la amo es ésta: me ofrece bocadillos literarios exóticos que acarician mi estómago literario... sin albur):


Buenas palabras, malas palabras (fragmento)
por Ana María Machado

"Por definición, literatura es el arte de las palabras. Pero pocos géneros literarios tienen lectores tan conscientes del poder mágico que poseen las palabras como la literatura infantil y juvenil. Salvo en ese género, muy raro es el lector capaz de acreditar que un conjunto de palabras tiene poderes para mover parte de una montaña, transformar una piedra en una puerta y revelar tesoros incalculables en su interior —como ocurre con el "Ábrete, Sésamo", en el cuento de Alí Babá y los cuarenta ladrones—. O acreditar que otra expresión pueda hacer que una olla empiece, solita, a cocinar delicias sin fuego debajo ni comida por dentro y, a pesar de eso, al fin pueda matar el hambre de multitudes e, incluso, inundar de comida todo un pueblo si alguien no logra decir las palabras exactas que hagan cesar el fenómeno.
(…)
Después de pasado el episodio, trabajé el texto de manera más literaria. Me encantó el juego de jamás escribir una sola mala palabra y, sin embargo, lograr que los lectores las leyeran, en un acto literario mágico, llamados a crear, a ver lo que no está. Fue divertido hacer esa experiencia. Y resultó en un cuento liberador y subversivo, como me parece que debe ser la literatura. Porque, en realidad, toda palabra en un contexto literario puede ser mágica, romper cadenas, hacer volar. Y no hay ninguna razón para que, en cuentos para niños, uno olvide ese poder del lenguaje."

Ana María Machado, la del apellido de Antonio, me recordó a mi maestro Carlos Arredondo, quien nos explicó sobre la imposibilidad que la palabras sean malas, buenas, bajas, altas, blancas, rojas, tecnológicas, modernas... Esta reflexión la he compartido en clase algunas veces.

¿Cuál es mi palabra favorita? Por supuesto que Carlos. También Jair es mi palabra favorita. La palabra Mercedes es otra de mis preferidas, pero aquí llegamos al Crátilo: la palabra es arquetipo de la cosa.

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