23 de junio de 2010

Ensayo sobre "Bajo tu clara sombra" (poema de Paz), por Gonzalo Valdivia Davila

Octavio Paz (1914-1988) poeta mexicano surrealista, importante por conceptualizar la otredad, el encuentro con el otro amigo, amada, eros, tuvo poemas hormonales como Neruda, pero de mayor hondura poética.

El poema Bajo tu clara sombra (1935) recogido en el libro de Paz, Libertad bajo palabra (1935-1958) es un poema muy elaborado sobre el amor y la significancia de la amante en tanto otro, complemento o mitad del yo poético, surgen elucubraciones sobre la contemplación y posesión de la amada en sintagmas de palabras que forman oxymoron o la característica contraria al sustantivo adjetivado, así este poema tendrá “agua oscura”, “lluvia oscura”, cuando la oscuridad no es propia del aspecto físico del agua, sino una alusión al misterio de la vitalidad de la relación del yo poético con la amante a partir de los elementos naturales.

Paz estuvo muy influenciado por el mandala o proceso hindú de autoconocimiento, también por la sexualidad sagrada del Kamasutra, por la constitución del hombre según los elementos básicos combinatorios: aire, fuego, tierra, éter, presentes en este poema, donde el amor erótico cambia de intensidad o de dirección según el predominio de cada elemento aludido. Paz realiza una exploración del cuerpo de la amante y de su propio cuerpo en este poema cargado de erotismo. Para Paz el amor es posible alcanzando al otro, a la otra mitad, Paz erotiza los mitos orientales, los asume pero marca su distancia, a él solo le interesa el aspecto humano de los mitos, para Paz la otra orilla que hay cruzar es la pareja amorosa, el encuentro con ella completa el proceso de auto conocimiento. El yo no se realiza sin el tu en su poesía.


Tú es la otra: Paz recorre el cuerpo de la amante asignándole la característica de algún elemento natural, en la primera estrofa el yo es aprendiz de lucero, ella posee más fuego, más luminosidad, la sombra es el afán por seguirla, la conciencia de su falta para sentirse completo y realizado. En las estrofas dos, tres y cuatro, la amante será ella, dirigiéndose a un auditorio al que dice “Tengo que hablaros de ella”, siempre ella es fuente de claridad, “puebla de mármoles la noche”, el blanco irrumpe sobre el negro, es la luz que busca el yo poético como conocimiento de la sexualidad por su realización. La otra es vital “se enciende su sangre cada noche”, el fuego representa la energía que busca el yo poético para su disfrute, el eros de este yo esta desbordado y busca aprovechar el desborde de la otra para su gozo. La otra tiene atributos de las mareas en su latir, pues acompasa el ritmo de la relación, esto lo intuimos porque el yo poético es el aprendiz, es el que está asimilando la experiencia de la otra, el que está aprehendiendo a la otra, a su realidad en cada coito y a su evocación en el poema. La otra tiene savia, ramas, frescura, la identificación con las plantas alude a la fertilidad del eros, es un impulso amatorio que se reproduce constantemente, que no cesa y que se sostiene cada vez que se junta la pareja. Paz como poeta hormonal quiere aludir a su propio sexo, enuncia su sexo pero subordinado al manejo de la otra, ella lo hace reaccionar, lo sacude con ímpetu “mi sexo en esa brusca sacudida”, el yo poético tiene necesidad de enunciar y de avisar al lector de su existencia, existe en cuanto goza y se realiza en el eros, se completa con el tú de la otra. El sexo es metonimia del ser del yo enunciador, que afirma su sexualidad, que sienta las bases de su experiencia vital, ella existe y lo hace existir, la evocación tiene conocimiento de causa. Sus otras partes como su boca también están subordinadas a la acción de ella “mira mi boca en esa lluvia oscura”, la oscuridad es el misterio de la necesidad de buscar esa relación, ella llueve sobre él su conocimiento del eros y su vitalidad, luego de avisar su presencia vuelve a la descripción de ella en metáforas con la naturaleza, “mira tus piernas como dos arroyos, mira tu cuerpo como un largo río, son dos islas gemelas tus dos pechos, en la noche tu sexo es una estrella”, el eros de la amada fluye en la voz poética, lo impregna, la posee pero ella también lo posee, la geografía femenina es de ríos, islas, por lo sólido, lo firme, hay una preocupación por la belleza, la firmeza de la forma, para justificar toda la dedicación del yo al tú que es ella. La estrella indica el relieve cósmico del sexo para Paz, en la sombra de la noche el sexo le da claridad, es como si se reafirmara por indicaciones de la vitalidad y vigor de ambos amantes, ellos son en tanto actualizan su eros, están completos en cuanto desbordan su eros.

Trascendencia del eros: Este Paz es un recreador del sexo como valor primordial y positivo en su poesía, el se anuncia en el poema en tanto se siente vital, resistente y aleccionado para la tarea del sexo, la forma de describirlo es evocando y describiendo el encuentro, haciendo presente por momentos, le importa el sexo por los vestigios que deja en su yo, por la materialización de la amante en cada relación satisfactoria de un vehemente yo poético en capacidad de desplegar todos sus esfuerzos para culminar su anhelo erótico en la presencia de la otra amante y amada, de la que habla más que él, pues el está subordinado a la experiencia vital que de la cual su amante es agente imprescindible.

Conclusión: Paz pasa por una etapa erótica de juventud como Neruda, necesita ser un poeta de toda acción humana, revalora el acercamiento al otro en el amor como fuente de conocimiento que brinda la sensación de satisfacción y complementación del yo. Paz quiere salir de la soledad aprehendiendo y poseyendo a la amante en su poesía. El despliegue de fuerza de esta relación es necesaria por la representación y recreación de la importancia de la amante que subordina en su acción al yo poético. El eros tiene un tratamiento mítico por el uso de los elementos combinatorios de la naturaleza que van a resumir la pasión desbordada como fuego y la vitalidad y continuidad de la relación como agua, por la fluidez en que interactúan ambos, yo y otra.

13 de junio de 2010

Centímetro a centímetro, de Rubén Bonifaz Nuño

Centímetro a centímetro

-Piel, cabello, ternura, olor, palabras-
mi amor te va tocando.
Voy descubriendo a diario, convenciéndome
de que estás junto a mí, de que es posible
y cierto; que no eres,
ya, la felicidad imaginada,
sino la dicha permanente,
hallada, concretísima; el abierto
aire total en que me pierdo y gano.

Y después, qué delicia
la de ponerme lejos nuevamente.
Mirarte como antes
y llamarte de "usted", para que sientas
que no es verdad que te haya conseguido;
que sigues siendo tú, la inalcanzada;
que hay muchas cosas tuyas
que no puedo tener.

Qué delicia delgada, incomprensible,
la de verte lejos,
y soportar los golpes de alegría
que de mi corazón ascienden
al acercarse a ti por vez primera;
siempre por primera, a cada instante.
Y al mismo tiempo, así, juego a perderte
y a descubrirte, y sé que te descubro
siempre mejor de como te he perdido.

Es como si dijeras:
"Cuenta hasta diez, y búscame", y a oscuras
yo empezara a buscarte, y torpemente
te preguntara: ¿estás allí?", y salieras
riendo del escondite,
tú misma, sí, en el fondo; pero envuelta
en una luz distinta, en un aroma
nuevo, con un vestido diferente.