22 de diciembre de 2009

Decálogo del médico mediocre

por Jair García-Guerrero

1. No estudies más: limítate a los sagrados conocimientos que te enseñaron en la Facultad; los cursos de actualización son para gente sin qué hacer o para ir al viboreo.
2. Interroga los síntomas con sus nombres científicos: no te molestes en ponerte en los zapatos de tus pacientes, muy su problema si no te entienden.
3. No planees la entrevista ni la exploración: cuestiona las cosas al azar, sin orden ni importancia, y explora como quieras, al fin y al cabo los datos ahí están. Puedes ir directo sobre la auscultación, para que los enfermos descubran que conoces el origen preciso de sus dolencias.
4. No expliques: no se te ocurra intentar explicar la causa de la enfermedad, no la entenderán, además: a ellos sólo les interesa su tratamiento.
5. Escribe con mala letra y ortografía: los farmacéuticos son expertos en tus garabatos y jamás se equivocan; además, conocen bien el efecto de todas las medicinas.
6. No escribas la sustancia activa de los medicamentos: los pacientes deben comprar la fórmula que tú les indicas, y es su problema encontrarla o conseguirla.
7. No consultes el vademécum: no investigues, ni compruebes las formulaciones, dosis o interacciones; confía en tu privilegiada memoria.
8. No atiendas a los pacientes sin cita: ellos saben bien que no pueden acudir al servicio médico sin previa cita, y que tú tienes una vida muy ocupada e importante.
9. Regala tu trabajo: la medicina es un apostolado y los pacientes nunca pueden pagarte.
10. No trates con los representantes: a ellos sólo les interesa que recetes su marca y jamás le ayudarán a tus pacientes ni te servirán como actualización.

Nota: si después de seguir al pie de la letra este decálogo no consigues ser un médico mediocre, puedes considerar consultar sin bata y en bermudas. También puedes considerar buscar empleo en los Servicios de Salud de Estados Unidos: ahí sólo te contratan si lo eres.


Diciembre de 2009

"El Hombre Imaginario"

por Nicanor Parra

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario.