28 de abril de 2009

Oda a la influenza

Jueves 23 de un abril sin nombre:
en la tele se informa de la muerte
caballeros o jinetes
anunciando un nuevo apocalipsis.

La influenza,
confusa palabra de influyentes
llegó a la Capital.
En la Ciudad de México
el ángel cubre su boca
de la nube sutil que paraliza
los vagos sueños sin fronteras.

Las calles se llenaron de vacío
presagio de la bomba
del oseltamivir
que incide a la cruel neuraminidasa
perla de los cerdos.

Cierre en las mentes por las calles;
cierre de calles
por las mentes que agilizan el recuerdo
de otro jueves de 1985
en que otro temblor cerró la vista
y otras bocas se cubrieron de otro viento.

La calle es un testigo de la prisa
del vago y vigoroso ciudadano
virulento
que estornuda y escupe en ese suelo
que lo vio nacer.

16 de abril de 2009

La historia del dedo medio

He aquí algo que no sabía. Antes de la batalla de Angincourt en 1415, los
franceses, que anticipaban su victoria frente a los ingleses, propusieron
cortarle el dedo del medio a cada uno de los prisioneros de guerra, ya que
sin ese dedo sería imposible disparar los famosos arcos de flechas
británicos y, por lo tanto, dejarían de usar un arma importantísima en
futuras batallas. Estos arcos estaban hechos con la madera del árbol de
tejo. El acto de lanzar flechas era conocido vulgarmente entre los soldados
ingleses como 'halar el tejo', refiriéndose a dicho árbol.
Para sorpresa de los franceses, los ingleses ganaron la batalla y luego
dieron muestras de que conocían sus planes secretos, ya que comenzaron a
mostrarles el dedo del medio en sus narices, mientras decían mofándose de
los prisioneros: 'todavía podemos halar el tejo'. Y fue así como surgió esta
costumbre que luego se extendió por el mundo como muestra de burla, sarcasmo
y desafío.

'The Battle That Made England'. Little Brown & Co., 2006