CANTATA PARA OCTAVIO PAZ
In memoriam
El umbral, un balbuceo.
La mordida feroz de la penumbra.
Y el Poeta, ígneo corazón fecundo,
torna a la ceniza, al denso laberinto del origen.
Gotea, cual badajo, la Palabra.
Crepita un rayo seco sobre el llano.
Cual sedienta higuera
Octavio Paz musita
en el telar perverso del vacío.
(Y la mirada, dócil
-musgo lastimado por la espina-
se doblega).
Ahora crece, fugitivo,
en la memoria fértil del verano
como cristal multiplicado que retumba
en el fulgor irrepetible del Poema.
Ciudad de México, abril 19 de 1998.
ÓSCAR WONG
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