29 de octubre de 2008

Adct al pulgar

Poco a poco he desarrollado una nueva adicción. Apareció sigilosamente y se
instaló en mi abanico de hábitos, del que ahora es una varilla más, y todo
sin que me diera cuenta. Descubrí esa varilla ayer, cuando me sorprendí
valiéndome de mi pulgar para liberar una ansiedad. Vino con la insolencia de
una gata que un día decide parir en el jardín de tu casa y, unilateralmente,
allí resuelve alojarse.

Lo hago en la parada, en la sala de espera, mientras miro tele, incluso al
hablar por teléfono. Cuando debo llenar un espacio, una incomodidad. Si no
sé qué hacer con las manos, no tengo bolsillos, estoy en una fiesta y me
quedé sola. Entonces me viene la comezón en los dedos. Me armo con mi
celular y mis pulgares se ponen a escribir un mensaje de texto.

Soy la histérica que anda por la calle dale que dale con el telefonito; la
que escucha su ringtone, saca el aparato de la cartera y mira su pantalla
sonriendo en silencio. A veces se establece un buen contrapunteo, tan
frenético que se descoordina la conversación, como sucede en el chat
original: un caos dialógico en el que si ambos escriben a ritmos distintos,
uno habla y el otro hace acotaciones a los comentarios que ya quedaron 10
líneas más arriba.

No hay que saludar, preguntar cómo sigue la abuela, responder que la
impertinente gata ya parió, despedirse. Se trata de desarrollar el arte de
ir al grano. ³¿Venís?², punto. Se imprime. ³Mañana en mi casa². Listo. O
mejor: ³Mañ en m ksa². Clarísimo. Incluso, si se trata de socializar, vale
un ³¿todo bien?². El destinatario responde ³brbro² y fin de la historia.
Perfecto para la gente ocupada que desea mantener a flote sus amistades sin
dedicarles demasiado tiempo un jueves a las 4 de la tarde.

En unos años la literatura le hará espacio a este nuevo género, expedito,
directo, telegráfico, de decodificación intuitiva. Y algún estudio de
Pittsburgh revelará que los mensajes de texto aumentan los niveles de
dopamina. Por eso dirá , no podemos parar ante el desafío psicofísico de
mejorar la velocidad, perfeccionar la técnica, descubrir nuevas plbras q
pdrían cortarse sin q s pierda la cmprensión; manejar ágilmte el pulgr q
corre, impetuoso como una hormiga, sobre el tecldo. En fin, soy adct al msn
d txt. Bso.

PD: Gata murió atropelld, ante trgdia adpté gatitos.

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